Erase una vez dos poblaciones vecinas, la de Gibraltar y La Linea, que solían compartir fraternal y solidariamente todo lo bueno y malo de la vida cotidiana. Entonces existía una auténtica convivencia profundamente arraigada en lazos familiares y de amistad. Una convivencia que jamas logró romper ni las guerras mundiales ni el maquiavelismo político, pues por encima de todas las clases de intereses, siempre estuvo muy claro que los gibraltareños querían ser amigos de España, pero viviendo bajo la administración y bandera inglesa.
Como nosotros por nuestra parte tampoco hicimos nunca dejación del derecho reivindicativo español de soberanía sobre dicho territorio. Y eso era lo maravilloso de esa convivencia, que pese a los intereses políticos y militares, tanto del Reino Unido como de España, por encima de las barreras fiscales, enmarcadas por una verja de hierro, siempre prevalecieron los vínculos humanos, familiares pasado surgieron problemas de incomprensiones o actitudes descriminatorias en el trato personal o en el trabajo o de otra índole, por aquello de que en «todas partes cuecen habas», éstos siempre fueron superados, porque linenses y gibraltareños nos necesitamos mutuamente. Se imponía la cordura, el entendimiento y el sentido práctico de un modus vivendis, beneficioso para todo el mundo. Pero he aquí que por culpa de la
descolonización de la plaza inglesa de
Gibraltar, las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y España,
llegaron a un estado intransigente y lamentable, que trajo como consecuencia la
nefasta medida del Gobierno del general
Franco de cortar todas las comunicaciones, terrestres, marítimas con dicha
ciudad y como consecuencia de la misma de un solo tajo guillotinó la convivencia
de dos poblaciones, la de Gibraltar
y La Línea , que eran ajenas a los problemas
históricos y políticos del Estado británico y del español.
Los equipos de Futbol Esmeralda F.C. de Gibraltar y el Sporting Club Linense durante un encuentro futbolístico celebrado en la Plaza de Toros de La Línea en 1917
Los gibraltareños con bolsos y canastas repletas de artículos alimenticios españoles, como frutas, verduras, carne, chacinas, pavos, gallinas, etc. Los españoles con sus bolsos llenos de conservas de todas clases y otros artículos alimenticios, regalos comprados o regalados por los comerciantes y familiares de la vecina ciudad. Por aquellas épocas era costumbre el -Aguinaldo- (ya en desuso por ser considerado paternalista y humillante, aunque hoy se denomina «paga extraordinaria»), las tiendas del ramo de la alimentación y de bebidas, correspondían a sus clientes enLa Línea ,
obsequiándolos con calendarios, botellas
de vino y licores, cajitas de mantecados y polvorones. En Gibraltar sus colegas hacían lo mismo,
regalando a sus marchantes fijos, con generosas cantidades de conservas, dulces, café, azúcar, cacao,
mermelada, chocolates, caramelos, patas de cerdo saladas y piezas de
bacalao de Islandia, el mejor del mundo, por su sabor, grosor y blancura. ¡Qué bacalao señores!. Mientras que en
el Arsenal y otras empresas coloniales y particulares, acostumbraban a ofrecer
a sus empleados lo que ellos llamaban un «Drink»
o un «Lunch», con abundancia de whisky, ginebra y cerveza y variados «sándwich», guateque que compartían cada
año en la más completa camaradería jefes y empleados.
Pero lo que más lamentamos, los que hemos
nacido en La Línea de la Concepción y que
nos hemos criados junto con los gibraltareños, es que tras 14 años de incomunicación
con Gibraltar —que por supuesto ha causado más daño a La Línea que a aquella
población—, dos estados democráticos no han logrado ponerse de acuerdo,
mientras tanto las poblaciones tradicionalmente amigas y unidas por lazos
familiares se encuentran divorciadas y perjudicándose económicamente, y La Línea más que Gibraltar, porque desde el año 1.969
ha sido abandonada a su propia suerte.
Pero nuestra pena y nostalgia aún se acentúa
mucho más al llegar estas significativas fechas de la
Navidad y Año Nuevo,
al recordar aquellos maravillosos años en que linenses y gibraltareños convivían en los mismos patios de vecinos en La Línea y disfrutábamos de
las fiestas navideñas como si fuésemos hermanos, como igualmente junto con ellos
trabajábamos en Gibraltar para ganar el pan de cada día —y porque no decirlo— que en nuestra propia nación no teníamos
trabajo y allí nos lo ofrecían estables, y todo ello con el concomimiento de
nuestras autoridades indiferentes al orgullo y dignidad de estos españoles de La
Línea. A lo largo de los años las relaciones de la población
de Gibraltar con la de La Línea , ocurrieron momentos
entre lo pintoresco y lo anecdótico, como por ejemplo cuando la vida militar y
civil de la plaza se regia por los
disparos del cañón del Hacho (Rock Gunn). Con escrupulosa puntualidad británica
a las seis de la mañana un disparo
de cañón era la señal para que las puertas de la ciudad fortaleza se abrieran y
con ello las actividades de la vida cotidiana se ponía en movimiento, una riada
de miles de trabajadores españoles desde La Línea
afluía por Puerta de Tierra o desde
Algeciras en los vaporcitos «Aline»
o «Margarita» que atracaban en el
muelle comercial. La mayor cantidad de trabajadores españoles los absorbía el Arsenal (Almirantazgo), los ingenieros, la Colonia (City Conucil). La Fundición de Bland, empresas de construcción
particular, pequeñas industrias, establecimientos comerciales, descarga de carbón en el puerto. Como igualmente
un verdadero ejército de vendedores
ambulantes de frutas y verduras, aceite, leche, pan, pescado, carbón vegetal,
repartidores de agua, mujeres del servicio doméstico. Mientras que por otra
parte al Mercado acudían los carros
cargados con los mejores productos
hortícolas de las huertas de El Zabal, y los coches de caballos del servicio
de pasajeros, iniciaban viajes de ida y vuelta en turno rotativo. El simbólico
cañonazo era como un toque mágico para que la
calle Real (Main Street) entrara en febril trasiego, los cafés, tabaquerías
y otros comercios abrían sus puertas a los parroquianos.
El abigarrado mundo pintoresco de esta
principal arteria de Gibraltar, con sus bazares indios con olor a sándalo, llenos
de productos orientales, como mantones de Manila, figurillas de marfil, abanicos,
sedas y exóticos perfumes, con la constante presencia de gentes de los más
diversos países, razas y religión como consecuencia del Puerto Libre, daban a la ciudad una viva expresión cosmopolita.
Pero en cuanto llegaba la caída de la tarde, otro cañonazo, tan puntual como el «té
de las cinco», indicaba el cierre de las puertas, todo el mundo a la
calle, la vida activa cesaba y hasta el otro día. Una rutina militar que los
ingleses ejecutaban con ceremonial Victoriano.
Al otro lado de la verja tanto ingleses como
gibraltareños, solían pasar el fin de semana (week-end), para disfrutar del sano y solaz esparcimiento en los pueblos
y campiña de nuestra comarca. En este intercambio todo el mundo se sentía feliz
y la vida seguía su curso más bien o más mal para ambas poblaciones.
Durante la semana de Velada y Fiestas de La
Línea , acudían masivamente toda la población de Gibraltar
incluso su guarnición militar, hasta con uniformes y todo. Les encataban los fuegos artificiales, las funciones de teatro y conciertos
musicales de los que son tan buenos aficionados. Y no digamos nada de las
corridas de toros de las que tan buenos aficionados eran y aún lo siguen siendo
los gibraltareños. ¡Con qué ilusión y
alegría acudían nuestros vecinos a los bailes que organizaban el Círculo Mercantil y la Unión Deportiva y otras sociedades recreativas y
culturales de las cuales eran socios muchos gibraltareños.
También fue un grandioso ejemplo de hermandad
la fundación de la Real Balompédica. con
la participación de la gente de Gibraltar, en cuyas filas jugaron nombres
conocidos como; los hermanos Sevilla,
Bado, Murtón, Carlos Ane, Guudman, Duarte, Ramonet.
Los equipos de Futbol Esmeralda F.C. de Gibraltar y el Sporting Club Linense durante un encuentro futbolístico celebrado en la Plaza de Toros de La Línea en 1917
Recíprocamente los linenses también contribuían generosamente en la prosperidad
de Gibraltar, los obreros españoles intervinieron en cuantas obras urbanas
y de construcción llevadas a cabo en los
muelles y diques, en el Arsenal, Ingenieros, City Council {La Colonia ), en las
fundiciones de Hayne y Bland, descargando carbón en el puerto, cocineros en
los hoteles, confiteros, panaderos, camareros, sastres, barberos, servicio de
limpieza, servicio doméstico y dependientes de comercio.
Pero sobre todo en el Arsenal, durante las dos guerras
mundiales del 1.914 y 1.940, artesanos, mecánicos ajustadores,
carpinteros y electricistas dieron lo mejor de su capacidad profesional y productiva,
contribuyendo juntamente con los yanitos
al esfuerzo de guerra, incluso británico, perdiendo la vida muchos de
ellos, por efecto de los bombardeos aéreos. También hubo una época, cuando en La Línea no contábamos con el Hospital Municipal,
se puso de manifiesto la generosa solidaridad de las autoridades de Gibraltar.
que por concesión especial, las autoridades municipales de La Línea
podían recomendar, mediante una carta o un volante impreso, se prestase al
portavoz la asistencia médica necesaria: -Eran los tiempos en que la fama como
cirujano del doctor Lochead, corría de boca en boca entre los habitantes de Gibraltar
y su campo, y la atención sanitaria que se prestaba a los linenses en el Hospital Colonial, no se limitaba solamente al reconocimiento, diagnóstico y
tratamiento médico, sino que también en caso necesario, se hospitalizaban y se
procedía a la intervención quirúrgica que fuese necesaria. Lo mismo ocurría con
el servicio contra incendios, que al no contar La Línea con dicho servicio,
cuando teníamos la desgracia de sufrir un incendio, los bomberos
de Gibraltar acudían inmediatamente y desinteresadamente a
sofocarlo, como por ejemplo el del Casino
Kuursal en 1.924, y otros más. En la explosión del barco de municiones «Berdham» en Gibraltar en 1.951 la
solidaridad linense y gibraltareña se puso una vez más de manifiesto.
Por otra parte y como ocurre en el seno de cualquier familia, no todo
era una balza de aceite, y de vez en cuando ocurrían episodios como éste que voy a contar, que hoy nos produce risa. El día
ocho de abril de
1.916, el periódico linense «La Tijera », con motivo de que la compañía de
espectáculos de «Fuentes Guardón»,
dedicaba al pueblo de La Linea
una de sus representaciones teatrales en Gibraltar, la Policía de dicha plaza
negó la ntrada a varios redactores de la Prensa de La Linea , publicaba el siguiente escrito satírico.
TRANCAZOS
«Al público de La Línea
dedican en Gibraltar
nuestros vecinos del «monte»
una función teatral.
Marchamos seis redactores
a la cercana ciudad
con el objeto sencillo
de visitar el Real,
más lo impide un educado
y terrible
-policeman-
quien en tono muy agradable
nos «invita» a regresar
¡Es el colmo de los colmos!
¡Una obra teatral
dedicada a los linenses,
y los echan para atrás»
Concretándonos en las fiestas Navideñas y de Año Nuevo, los gestos de
amistad y hermandad eran proverbiales. En el Campo de Gibraltar, y especialmente en La Linea ,
donde por haberse formado su población bajo la doble influencia de las costumbres españoles
y británicas, debido como es lógico a la estrecha convivencia entre los habitantes
de dicha plaza y La Línea , como por la
diversidad regional e Internacional, que desde un principio se integraron en esta
zona, que sus fiestas y modo de vivir se diferenciaron de las de otras poblaciones
españolas, como por ejemplo la celebración de la Navidad
y fiestas de Año Nuevo.
«Hoy son fiestas de alegría
De regocijo cumplido.
En este día ha nacido
Jesús hijo de María
Vengan pavos a porfía.
Dulces, barquillos, turrones.
Y así vuestros corazones.
Logran con felicidad
Las fiestas de Navidad
Y las dichas de millones»
En tiempos pasados, estas palabras tenían
un profundo significado en La Línea y Gibraltar, en ambas poblaciones la
víspera de Navidad tenia casi el mismo aliciente e ilusión, en Nochebuena, la
fraternidad entre linenses y gibraltareños alcanzaba su mayor grado. Se intercambiaban
felicitaciones, regalos e invitaciones a familiares y amigos. Ellos con sus «Christmas
Cards» de paisajes nevados y abetos, y nosotros con nuestras postales
navideñas representando el pesebre con el nacimiento del Niño Jesús y pastores
adorando el establo. Hasta el aire parecía que se saturaba de paz, buena
voluntad y alegría, contagiando a todo el mundo, las autoridades aduaneras de
ambos lados de la verja, se hacían mas amables, simpáticas y tolerantes,
haciendo «la vista gorda» del pase
de artículos comestibles y bebestibles entre Gibraltar y La Linea.
Los gibraltareños con bolsos y canastas repletas de artículos alimenticios españoles, como frutas, verduras, carne, chacinas, pavos, gallinas, etc. Los españoles con sus bolsos llenos de conservas de todas clases y otros artículos alimenticios, regalos comprados o regalados por los comerciantes y familiares de la vecina ciudad. Por aquellas épocas era costumbre el -Aguinaldo- (ya en desuso por ser considerado paternalista y humillante, aunque hoy se denomina «paga extraordinaria»), las tiendas del ramo de la alimentación y de bebidas, correspondían a sus clientes en
Pero no todo se limitaba a la comida y bebida,
los coros y rondallas de músicos y cantores de villancicos tanto linenses como
gibraltareños seguían una misma forma y tradición mezclándose unos con otros.
Por ejemplo la famosa rondalla que formara el
maestro Criado en los años XX, estaba constituida en parte por
gibraltareños, pues no podemos ignorar la apasionada afición de nuestros
vecinos por la música y el canto, tanto ópera, zarzuela y el teatro, predominando
siempre lo español. Allí siempre desde muy antiguo existieron agrupaciones
musicales, mayormente rondallas de instrumentos de cuerda, en la que
sobresalieron magníficos intérpretes. En 1.942
existía en La Línea un coro
navideño denominado «El Sol» que
dirigía el gibraltareño Joaquín «El Cochero»,
cuyos villancicos escribía y ensayaba Nicanor
Fonseca autor poético y teatral linense, padre del actual poeta y escritor Guillermo Fonseca. Otro gibraltareño
que también destacaba en el arte musical y que dirigía una rondalla en Gibraltar era Pereda, gran imitador de los tangos de Carlos Gardel. La renombrada
rondalla de música de cuerda y voces mixtas «Los de Oriente», que dirigía Monfrino
entre los años 1.942 y 1.956, estaba compuesta por selectos
músicos tanto gibraltareños como linenses actuando durante muchas Navidades en
aquella ciudad donde era muy apreciada.
En aquellos años creo que desde siempre,
estas manifestaciones artísticas y culturales era cosa normal entre estas dos
poblaciones, lo mismo que otras de carácter laboral, social y comercial.
Intercambios que favorecían a ambas comunidades y cuya tradición se vino sucediendo hasta pocos años antes
en que el gobierno del generalFranco en
1.969 cerró la frontera, cortando bruscamente esta especie casi natural de
cordón umbilical. Mi intención al recordar y escribir estas vivencias del
pasado, no es hacer un planteamiento político ni patriotero, pues existe el
dicho de que «Cada mochuelo a su árbol», solamente me interesa valorar y
resaltar la convivencia y las relaciones familiares, humanas laborales y
culturales entre yanitos y linenses aprovechando para ello esta significativa
fecha de la Navidad ,
vivencias que recuerdo con pena y nostalgia por culpa de una frontera artificial, que ya su sola existencia es contraria
como todas las fronteras del mundo a los derechos humanos y convivencia pacifica
de los pueblos, máxime si ésta está cerrada a cal y canto. Y en este sentido estoy
seguro que una gran mayoría de linenses y gibraltareños desean con todo el alma
que esa frontera sea abierta, no solo en plan egoísta, político o crematístico,
sino para que ambas poblaciones que
siempre fueron hermanas, puedan reanudar libremente sus relaciones,
humanas, familiares y culturales, sin la intervención de ninguna clase de
intermediarios, puesto que estas dos poblaciones no son responsable de la existencia
de un problema de estado y que por terquedad, intereses o discrepancias
políticas de España e Inglaterra,
recibieron un rudo golpe con la nefasta medida de cerrar la frontera. Es absurdo
querer utilizar el cierre como un cheque en blanco, para presionar a los
Ingleses para que cedan la soberanía del territorio de Gibraltar, puesto que 14
años de incomunicación no han podido conseguir. Indiscutiblemente que ese reconocimiento de soberanía española es
irrenunciable tanto geográficamente como históricamente.
Coro los de Oriente de Monfrino 1950 |
Los actuales momentos en que vive la nación
española y la británica, dos países democráticos y con mutuos intereses políticos
y de defensa, no aconsejan precisamente mantener incomunicada a la población de
Gibraltar con el resto de España, y lo más inteligente, humano y razonable es
proceder a la apertura de la frontera, para establecer y estimular esa
convivencia que siempre existió entre sus poblaciones de nuestra Comarca, y la
verdad sea dicha, antes que Gran Bretaña
ocupara no muy dignamente dicha plaza de Gibraltar en 1.704, correspondía a
su término municipal. Que esta Navidad
de 1.982, sea la última que esa frontera tantas veces anunciada y tantas veces fallidas, sea una realidad. Pues si el nuevo Gobierno socialista
de nuestra nación realiza esa gestión, ello no significa que va hacer dotación
del sentimiento y deseo desde muchos años y por todos los españoles de recuperar la soberanía del territorio de
Gibraltar, pero no de sus habitantes. Que el hecho de que la frontera se
abra, no va a impedir que la diplomacia española exija al Gobierno de Gran
Bretaña, que se siente a dialogar y negociar civilizadamente, democráticamente
y jurídicamente, el reconocimiento de la soberanía española sobre el citado
territorio, respetando como es lógico
los intereses y libre determinación de la población gibraltareña.
Que desde esta Navidad autentica fiesta
de paz y fraternidad, comiencen a olvidarse antiguos agravios, que retorne la
confianza y la leal amistad entre los dos vecinos, y que una nueva era de paz, cordialidad,
colaboración y buenos deseos se establezca para siempre, con lo cual daríamos
un maravilloso ejemplo de madurez política, social y de sensatez del pueblo
español.
Y para finalizar seria mi mayor deseo, que
cuando esté escrito vea la luz pública, la apertura de la frontera sea una realidad.
A mis amigos los gibraltareños Merry Christmas-Happy New Year. para
mis paisanos los linenses Feliz Navidad
y Próspero Año Nuevo.
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