La obra del hombre permanece inmutable e irrepetible,
está más allá de su creador.
Alabado por algunos y olvidada por otros,
valorada y despreciada, comprendida o,
ignorada, protegida o abandonada.
-"CERCHA".- Revista de Aparejadores y Arquitectos Técnicos
Estoy seguro de que la mayor parte de los liuenses desconocen la existencia de la denominada "Casa de los Chinitos", que particularmente prefiero denominar "Villa Mosaico", y que los que tienen conocimiento de su existencia, tan solo saben o la conocen por su fachada, si bien desconocen su historia y -sobre todo- lo que guarda en su interior.
Villa Mosaico se ubica en un solar de la Avd. María Guerrero casi colindante con la C/ Blanca de los Ríos. Fue adquirido por D. Ramón Gallego Pérez y su esposa Dña. Pilar Ibañez Soles. De sus descendientes, Rafael y Emilio, éste último -trabajador de la construcción en Gibraltar- fue el artífice de la construcción de villa mosaico tal y como la conocemos hoy día, dado que su hermano Rafael emigró a Argentina.
Pasados algunos años en Villa Mosaico se instaló el Restaurante denominado "La Media Luna" conocido y
frecuentado por linenses y gibraltareños. Tanto en su fachada de mosaico como el cerramiento colindante -hoy desaparecido- se puede contemplar el dibujo de la media luna.
La instalación del Restaurante no fue inconveniente para que Emilio, dia a día recuperara, acopiara y colocara estos restos de lozas en el interior y exterior con empeño y perseverancia digna de admiración. Desde mi punto de vista de técnico creo, con toda seguridad, que estos trabajos no fueron realizados a capricho sino que, antes de ejecutarlos, tuvo que proceder a realizar una serie de estudios y dibujos para poder proceder a su ejecución.
Si aceptamos que el concepto de arquitectura podría ser expresado -entre otras definiciones- como "el arte y la técnica de proyectar, construir y transformar el entorno vital del hombre", la arquitectura popular sería el arte y la técnica de proyectar, construir y transformar el entorno vital del hombre, siendo éste el protagonista y creador de la obra, al tiempo que su constructor material, aportando sobre todo, su inventiva humana. Y entre estos parámetros, podrían considerarse:
- Realización de una obra definitiva que será utilizada por su autor y, seguramente, por sus descendientes.
- En la obra popular es normal la participación del propio destinatario, aportando su esfuerzo personal y la mano de obra. Este esfuerzo personal da lugar a que se establezca entre ambos una cierta "relación afectiva" del resultado final.
- En la arquitectura popular las obras no se realizan con el objetivo de la especulación, sino para satisfacer las necesidades de aquel que las promueve.
- En la arquitectura popular los materiales empleados son naturales; sencillos y, sobre todo existentes en el entorno. Se trata de un esfuerzo, la alegría de la autosuficiencia y la libertad, se trata de algo más que un techo sobre la cabeza.
ENTREMOS EN VILLA MOSAICO
Se trata de un terreno de forma rectangular con una superficie de 352 metros/2. La edificación ocupa una superficie de 71,25 metros cuadrados, dando sus linderos a la propia finca y presentando la fachada a la Avd. Ma Guerrero. Consta de dos crujías paralelas a su fachada con un corredor central por el que se tiene acceso a las habitaciones y al patio trasero A este patio trasero se accede por un porche cubierto bellamente ornamentado.
Las dos habitaciones que dan a la fachada, presentan unas cenefas construidas de mosaicos perfectamente estudiados en cuanto a su simetría y ejecución, tal y como se puede comprobar en la
Las dos dependencias interiores están destinadas a cocina y comedor. Las características constructivas en la vivienda corresponden a las de una época. Es decir, muros de manpostería, cerchas de madera con cubrición de teja curva a dos aguas.
Como antes se ha citado, la transición del interior de la vivienda al jardín posterior se realiza bajo un porche constituidos por pilares y arcos de estilo árabe totalmente cubiertos y bellamente ornamentados con piezas cerámicas.
Ya en el patio trasero nos encontramos con un pozo. Un pozo recubierto de mosaicos perfectamente diseñado en cuanto a los elementos decorativos, tal y como podemos apreciarlo en la
El patio, hoy día muy deteriorado, hubo de estar muy bien cuidado, con jazmines, pacíficos y arbustos muy variados.
CONCLUSIONES
Estimo que esta obra totalmente intemporal es merecedora de que por las autoridades municipales y provinciales reciba y le sea prestada una atención especial, tanto en lo que respecta a su rehabilitación como a su destino o uso.
Ha estado muchos años cerrada -con el consiguiente deterioro tanto de la cubierta como de los muros portantes- pero también ha sufrido graves deterioros en su fachada como consecuencia de los cableados instalados (electricidad, teléfonos, etc. ) que han roto y desprendido parte de los mosaicos, así como la pérdida de parte del zócalo como consecuencia de la pavimentación y subida de nivel del acerado y calzada de la Avd Mª Guerrero.
El Plan general de Ordenación de la Ciudad tiene catalogada esta edificación -con muy buen criterio- dejándola como edificación exenta y ampliando la superficie del terreno con expropiaciones de fincas colindantes Estas expropiaciones no se han llevado a cabo en detrimento del mantenimiento mínimo de la vivienda y su rehabilitación (que me consta ha sido intentada por los actuales propietarios, es por lo que, entiendo que una construcción de estas características a la entrada de la ciudad, merece un interés especial no solo para el visitante, sino también y principalmente para los linenses. Estimo que rehabilitada y mediante acuerdos con los propietarios, podrían albergar -se me viene como ejemplo- una Oficina de Turismo de Información al visitante antes de meterse en nuestra difícil trama urbana.
Joaquín Cobos Romero
Aparejador Municipal
Aparejador Municipal
«La Casa de los Chinitos»: Un testamento que sus herederos no han querido desvelar durante años
Piden al Ayuntamiento el reconocimiento de doña Clemencia Gallego
La «Casa de les Chinitos» ha sembrado historia en La Linea, sobre todo a raíz del Interés municipal por restaurar su edificación y concederle un carácter histórico. La propiedad de los terrenos y la titularidad de la vivienda ha formado parte de un amplio «dossier» testamentario que sus verdaderos propietarios no han querido desvelar durante años para evitar problemas judiciales. Ahora salen a la luz pública documentos en los que se demuestra la significativa importancia de una mujer, doña Clemencia Gallego, a la que nunca se le ha reconocido la herencia de ser una de las hijas de don Emilio Gallego, principal ejecutor de los trabajos de la también llamada «Villa Mosaico».
La construcción de viviendas en la ciudad de La Linea, digna de ser estudiada por antropólogos y sociólogos, siempre estuvo condicionada y obligada por la necesidad. A pesar de haberse dado casi la totalidad de condiciones que generarían, según las previsiones científicas, deformaciones morales y perturbaciones psíquicas de incalculables proporciones y consecuencias, La Linea fue capaz de vencer a la promiscuidad de años atrás en la que muchos hombres y mujeres tuvieron que vivir, siempre bajo la amenaza de contar con una vivienda digna y a la altura de las circunstancias
Lo cuenta el Sr. de la Vega en su libro «La Linea de la Concepción. Cien años de historia»; lo capta el joven, por entonces, Francisco Tornay de Cozar, hoy archivero municipal, en sus extraordinarias «Radiografías de las calles de la ciudad», con su desfile de personajes y recuerdos en muchos de aquellos patios que, por decenas de años, los linenses supieron elevar a la categoría de «verdaderos hogares» y, por último, lo ha recogido también en más de un trabajo periodístico Antonio Cruz de los Santos. Ellos nos refieren la historia del largo y penoso camino recorrido, -desde las primitivas chabolas hasta las unidades habitacinales actuales-, a partir de aquellos tiempos en que La Línea estaba en un simple proceso embrionario hasta el presente, pasando por las casas que albergaron a los dos millares y medio de habitantes que alcanzaron en 1870 hacer de nuestra modesta aldea originaria un municipio independiente. A partir de este momento, la ciudad se vio envuelta en un acontecimiento espectacular.
En 1900, el número de habitantes se había quintuplicado y, veinte años más tarde, el censo registraría un aumento de veinticuatro veces sobre la población inicial.
Dejando a un lado el sistema habitual de vida en «patios de vecinos», muchas fachadas de La Linea empezaron a acicalarse al cubrirlas sus propietarios, revistiéndolas con losetas de mosaicos, que las mantenían siempre limpias, dándoles un carácter singular, del gusto de muchos.
En este aspecto del ornato urbano recordar aquellas casitas, no muy numerosas y siempre ajenas al centro de la ciudad, cuyos propietarios tuvieron la paciencia de cubrir sus fachadas con trozos de platos, tazas y otro objelos de uso o adorno casero, de loza policromada, de las cuales es vivo testimonio la llamada popularmente Casa de los Chinitos o, por aquellos años, Casa de la Media Luna. Pero, en general, fue la proletaria cal la que con su radiante blancura, hacia lucir las fachadas de las viviendas, reencaladas cada año en las vísperas de nuestra tradicional Velada.
Para una economía pobrisima y en unas circunstancias que la incomprensión hacia mas adversas, dar habitación, aunque solo fuese con las mínimas condiciones higiénicas y las mas elementales normas exigidas para la moral de una vida familiar civilizada, se hacía absolutamente imposible, inalcanzable Cada día llegaban mas y más familias y había que alojarlas donde fuera, como fuese. Y surgían chabolas, barracas, chozas, alguna que otra casita modesta. Y. al fin, los patios, constituidos de una sola habitación y cocina, o dos habitaciones a lo sumo, con un sólo retrete para el uso común de todos sus beneficiarios.
La Casa de los Chinitos, aunque con menor supercie, nada tenía que envidiar a la señorial residencia que corriendo todavia el siglo XIX construyó para su recreo y el de su familia el acaudalado gibraltareno don Jerónimo Saccone que hoy sirve de esplendido albergue a la Corporación municipal.
Como se puede ver «grandes familias» de Gibraltar decidieron instalarse en la ciudad haciendo uso de su termino municipal para la construcción de grandes casas y mansiones, a pesar de que casi siempre, por circunstancias de los años, lo hacían a modo de inversión y con un carácter de arrendamiento que les valió a muchos para hacer pequeñas e incluso grandes fortunas.
Emilio y Clemencia Gallego, en la puerta de la «Casa Chinitos» |
Historial de la Casa de los Chinitos
La Casa de los Chinitos se eleva sobre un terreno propiedad de don Ramón Gallego Pérez, natural de Velez-Malaga. y su esposa Pilar Ibañez Doña, oriunda de Nerja.
Tras contraer matrimonio, decidieron adquirir estos terrenos para la construcción de una casita de madera en
la que vivir con sus dos hijos Rafael y Emilio.
Pasados los años. Emilio fue a trabajar a Gibraltar, como tantos y tantos hom bres de aquellos años, con Manolo Nusa, un contratista do obras con amplio aval y reconocimiento dentro del Peñon, que a su vez, estaba casado con Carlota Luz Gracia, fruto de cuyo matrimonio nació Elena.
Días y días de trabajo terminaron con la unión de Emilio y Elena quienes tras contraer matrimonio instalaron su hogar en el Paseo Fariñas, lugar donde criaron a cuatro bebés, tres de los cuales murieron años mas tarde. La cuarta fue doña Clemencia Gallego.
El hermano Rafael se fue a la Argentina para trabajar en el ferrocarril, mientras Emilio comenzaba con la construcción de la popular «Casa de los Chinitos» Poco a poco, sin prisa alguna, la mamposteria fue tomando altura y desvelando la imagen de una vivienda que, con el tiempo, dio mucho que hablar.
En un principio, el terreno ocupaba toda la manzana, desde María Guerrero hasta Blanca de los Ríos. Una vez edificada, «Villa Mosaico», nombre con el que muchos linenses llegaron a conocer la casa, fue adquiriendo protagonismo por su singular apariencia exterior. Pero, aún asi, Emilio no se conformó con todo lo hecho y decidió la construcción en su interior de un pozo de chinos y una lira.
Restaurante «La Media Luna»
Pasaron los años y la Casa de los Chinitos llegó a ser sede del restaurante «La Media Luna», muy frecuentado por gibraltareños y linenses de alto postín, no impidiendo que una parte del terreno continuara siendo objeto de tranquilas reformas para Emilio.
En aquella época Clemencia y Carlota fueron conocidas como las «Niñas de la Media Luna». Emlio Gallego , hombre severo con sus dos hijas, inculco a ellas el amor por las cosas bellas. Fue un hombre de admirar enseñándose el mismo a leer y escribir, un hombre por la cual Clemencia siempre sintió gran admiracion apesar de que su madre tuviera que abandonar su casa con sus hija Carlota. Clemencia se caso muy joven con Domingo Danino Baro. Domingo era un chico 'bien' perteneciendo a todos los clubes de la Linea, intimo amigo de Emilio Villar, era un hombre de negocio en Gibraltar que llegó a torear con el viejo Domecq. Domingo Danino fue un buen marido, padre y suegro que mantuvo a Elena Nuza Luz hasta que esta murió.
Pasados tres años, Emilio conoció a una señora y decidió contraer unión con ella, fruto de la cual nacieron varios hijos que, con el tiempo pasarían a ser herederos de la simpar Casa de los Chinitos, dejando el testamento en flanco despropósito para la familia de Clemencia. El restaurante de la Media Luna cerró sus puertas y aún no se ha litigado, ni se piensa litigar, una herencia que podría haber supuesto años y años de procedimientos judiciales, a lo que los verdaderos herederos no parecen estar dispuestos.
El traer a nuestras páginas la historia de «Villa Mosaico» no es objeto de casualidad. sino que parte de una petición cursada por aquellos parienles que aún conservan la titularidad de aquellos que un día decidieron elevar su edificación, a pesar de que el tiempo les retirara con posterioridad cualquier derecho de propiedad sobre la vivienda.
Reconocimiento municipal para doña Clemencia Gallego
Hace algunos meses, un equipo de técnicos municipales con Antonio Losada al frente decidió estudiar posibles reformas para mantener intacta la estructura de la Casa de los Chinitos, un tesoro del que muchos linenses podrían presumir, sobre todo en unos momentos como los actuales cuando no se escuchan más que voces contrarias a la personalidad de «ser línense». Es por ello, por lo que los parientes de los antiguos moradores de estos terrenos han optado por salir a la luz pública para, al menos, solicitar del equipo de gobierno el reconocimiento testimonial de los auténticos herederos de la casa.
J.L.
Publicado en el Periódico AREA del Domingo 12 de Febrero de 1995 en su página 9
NUEVO
Completando este Artículo, Ana Lydia Danino de Armstrong nieta mayor de Emilio Gallego ha escrito una pequeña Historia de la "Casa de los Chinitos" o como ellas la llamaban:
"Villa Mosaico"
Ana Lydia Danino de Armstrong en 1982. Siempre pasaban para ver la casa del abuelo aun cuando entonces la frontera estaba cerrada y vivían en Marbella |
La casa de los Chinitos se encuentra
sobre un terreno propiedad de don Ramón Gallego Pérez, natural de Vélez-Málaga
y su esposa Pilar Ibáñez Doña Gálvez, oriunda de Nerja. Ellos llegaron a La
Línea con sus dos hijos Rafael e Emilio buscando mejorar su situación.
Consiguieron el terreno y construyeron una chabola de madera donde vivieron
cultivando y criando gallinas.
Emilio Gallego en la parte de la viña de la Villa Mosaico con dos amigos
|
El hijo mayor Rafael emigra a Buenos
Aires,Argentina para trabajar en el ferrocarril. Su
hermano menor Emilio se marchó a trabajar a Marruecos en casa de una familia
Gibraltareña de apellido “Patrón”. Emilio no sabia leer ni escribir y fue la
señorita de la casa, llamada Clemencia, la que le enseño las figuras y sonidos
del alfabeto y el con gran empeño y tenacidad aprendió sólito a leer y
escribir. Amaba todo lo bello y le extasiaba ver las construcciones árabes.
Rafael Gallego Ibañez (Hermano de Emilio) con su
esposa y hija Pilar en Buenos Aires.
|
En Gibraltar se encontraba Manolo Nuza y
Carlota Luz Gracia su esposa, Manolo siendo un contratista con amplio aval y
reconocimiento dentro del Peñón tenían dos hijos, Rafael el mayor, y Elena. Los
Nuzas, eran buenos amigos de la familia Patrón en Marruecos donde trabajaba Emilio y donde
frecuentemente iban a visitar. En una de estas visitas Elena y Emilio se
enamoraron y a pesar de que los padres no deseaban esta unión por las grandes diferencias que existían entre ellos dos, al final dieron su consentimiento
y ellos muy enamorado se casaron. Al ser regañada Elena siempre respondía lo
mismo "Con Emilio, pan y cebolla a gusto" Emilio no podía quedarse trabajando en la casa señorial y con Elena se fueron a vivir a
la Plaza Fariñas en La Línea y se marchó a trabajar con su suegro en Gibraltar, el contratista
de obras, Manolo Nuza. ,(quien con su esposa Carlota siempre lo apoyaron y
ayudaron).
Clemencia Gallego Nuza delante de la fachada de Villa Mosaico |
Clemencia Gallego Nuza en el jardin de Villa Mosaico |
A pesar de las diferencias sociales el
amor consiguió que tuvieran cuatro hijos, dos de ellos, los primeros, murieron
y fue Clemencia (así llamada por la Srta. que le había ensenado el alfabeto) la
primera en seguir viva y después de unos años por su hermana Carlota que
nacieron y siguieron la familia. Fueron muy conocidas como las 'Niñas de la
Media Luna'
Las "Niñas de la Media Luna" Carlota y Clemencia hijas de Emilio y Elena |
Clemencia (morena) y Carlota (rubia) juntas a su madre Elena |
Cuando los padres de Emilio, Don Ramón
Gallego Pérez y Dona Pilar Ibáñez Doña murieron, quedo Emilio como único
heredero. Su hermano Rafael se había ubicado muy bien en Buenos Aires donde se había Casado y tenía una familia de tres hijas. No pensaba regresar.
Fue entonces cuando Emilio comenzó a
construir con la ayuda de su esposa Elena, y sus dos hijitas Clemencia y
Carlota (que apenas si podían acarear los baldes de agua para la mezcla) la casita llamada Villa Mosaico.
Emilio Gallego en el Patio de Villa Mosaico antes de colocarse los chinitos |
Con mucho sacrificio y trabajo
construyeron la casa que ocupa una superficie de 71.25 metros cuadrados con
fachada a la Av. Ma. Guerrero.
Una vez construida, Emilio empezó a cubrir la fachada con pedazos de lozas que en Gibraltar le guardaban para el las tiendas de cristalería así como los amigos.
Una vez la fachada construida se abrió el
restaurante, (o como mi abuela Elena llamaba, el merendero) con el nombre de
La Media Luna. Era Elena quien llevaba el restaurante cocinando y llegando a
ser muy conocida por sus lindos arroces, callos y caracoles. Y visitado por una
clientela excelente tanto local como de Gibraltar.
Clemencia seguida por su hermana
Carlota Gallego, y una prima Beatriz Dow de Gibraltar
|
Clemencia Gallego en el jardin de su casa Villa Mosaico. Los
jardines que siempre recordó y trato de tener en Gibraltar
|
El
patio de la casa donde se ubicaba el pozo, lleno de flores maravillosas de gran
perfume y belleza que ambas niñas, Clemencia y Carlota cuidaban con gran
estimo. Clemencia, nuestra madre, siempre recordaba el olor a su hogar con el
perfume de las madreselvas, jazmines, dama de noche así como rosas, claveles y
hortensias y gran variedad de plantas y flores que muchas veces adornaban la
cabeza de las niñas. Siempre en nuestro hogar de Gibraltar persistía ese
perfume ya que nuestro patios siempre estuvieron llenos de macetones con dichas
flores y matas.
Emilio Gallego Ibánez (con gorra) con el Sr. Iglesias en el
terreno de La Media Luna, su restaurante
|
La construcción no era
tan grande pero tenían un hermoso viñedo que Clemencia y Carlota recogían con
esmero para no estropear los gajos como su padre Emilio les había enseñado para
así poder vender el producto mejor, y luego las restantes eran puestas al sol para hacer uvas pasas. Emilio siempre
muy severo no dejaba que sus hijas estuvieran trabajando en el restaurante y
fueron educadas en un colegio privado, Clemencia tocando el piano y cociendo no solamente sus ropas sino la de toda la familia. Pero las dos
trabajaban fuerte en las labores de la casa así como cuidando el jardín y ayudando
al padre en la viña y lo que hubiera de hacer. Emilio seguía trabajando en Gibraltar y por las tardes en su negocio sino estaba trabajando con
sus mosaicos llegando a hacer verdaderas obras de arte.
Elena con su Hija Clemencia |
Clemencia que era una
morena guapísima con ojos profundos que llamaba la atención de todos los
hombres que por ahí rondaban conoció a Domingo Dañino Baro, chico bien muy
conocido hombre de negocios Gibraltareño, y amigo de Emilio Villar, por medio
de una de sus primas de Gibraltar, Beatriz Dow. Clemencia aun no había cumplido
los 17 años y Domingo con 21 años, se enamoraron y con las aprobaciones de
ambas familias se casaron en un 7 de Julio de 1928 en la Capilla de San José,
Gibraltar.
Foto de estudio de Clemencia Gallego hija mayor de Emilio
|
La boda fue celebrada
en el restaurante de la Media Luna con altos miembros de la sociedad
Gibraltareña así como amigos de Estados Unidos de donde venia la madrina de
casamiento Doña Ana Coll mujer muy pudiente que realizo el sueño de Clemencia
vistiendo ropas hechas en America así como las ropas de las damas de honor
entre ellas Carlota y varias señoritas Gibraltareñas. La fotografía que sale en
cima del historial hasta ahora escrito es la de Clemencia en el brazo de su
padre Emilio al ser llevada a la iglesia.
El mucho trabajo, la
severidad de Emilio que tenia unas ideas muy anarquistas y el hecho que su hija
favorita Clemencia no estaba en la casa para suavizar las discusiones con Carlota, rubia de
ojos bellísimos verdes que era la niña de los ojos de su madre Elena y las dos gozaban de la misma manera de ser y no siempre
estaban muy de acuerdo. Un buen día Emilio cuando habiendo ordenado a su hija
Carlota de no comprar cerca de la casa porque el dueño era de diferente ideas
políticas que el y habiendo sido desatendido bofeteo a Carlota. Cansadas de todo lo que se pasaba, Carlota y su madre Elena hicieron las
maletas y se fueron a Gibraltar a la casa de sus padres. Emilio fue varias
veces a buscarles pero ya cansada Elena, aunque aun enamorada de el y que
jamás se le conoció a ningún hombre, no volvió con el con lo que junto con Carlota se marcharon para Inglaterra. Al
no regresar a La Línea ni Elena ni Carlota el restaurante La Media Luna cerró. Ya separados Emilio encontró
trabajo en el arsenal de Gibraltar y aunque Domingo, su yerno marido de su hija Clemencia le llevo a mi
primera nieta Ana Lydia para que el la conociera, no demostró ningún ínteres y
todo contacto se rompió. Las cosas no le fueron bien a Emilio y poco a poco los
terrenos fueron menguando hasta lo que hoy queda.
Carlota y su madre
Elena regresaron a Gibraltar para que Carlota contrajera matrimonio con el Dr.
Chito Chan un señor chino con residencia en British North Borneo donde Carlota
después de casada estuvo residiendo por varios años. Su madre Elena se quedó con su hija Clemencia, yerno y nietas en
Gibraltar hasta que viajo para estar con Carlota en Sandakan, Borneo para el nacimiento de su nieto Carlos. Volvió a Gibraltar poco antes de la segunda
guerra mundial siguió con la familia Danino viajando durante la guerra a
Madeira. Carlota, su marido e hijo fueron llevados prisioneros de guerra de los
japoneses y no se supo nada de ellos hasta el final de la guerra cuando
regresaron a Gibraltar. Elena vivió con Clemencia hasta el día de su muerte
pero siempre muy cerca de Carlota con quien viajaba a menudo.
De la unión entre
Clemencia y Domingo, hombre buenisimo, amante esposo y padre excelente,
nacieron Ana Lydia, Clemencia Pilar, Carlota Alicia, Elena Lina y Winston
Dominic todos aun disfrutando de salud y viviendo en Gibraltar.
De la unión de Carlota
y Chito nació un hijo Carlos que es psicólogo ubicado en España.
Emilio Gallego se unió con la señora y tuvieron tres hijas. Emilio fue el primero en fallecer. Esta enterrado en el
cementerio de La Línea. Elena al saber de su muerte entristeció muchísimo y su
salud se vino abajo, al poco tiempo también murió y está enterrada en Gibraltar.
La pena muy grande que
tenía Clemencia, nuestra madre era que ni su mama Elena, ni ella y su hermana
fueran olvidadas cuando ellas fueron la que hicieron todo el trabajo.
Este testimonio ha sido
escrito por Ana Lydia Armstrong Danino, nieta mayor de Emilio Gallego Ibáñez
y Elena Nuza Luz e hija de Clemencia Gallego hija mayor de Emilio y Elena en
nombre de sus hermanos Clemencia Lockyer Dañino, Carlota Rosado Danino, Elena Lina Searle Danino,
Winston Danino y todos los descendientes, como nuestra madre Clemencia
y la abuela Elena y tía Lottie nos contaba. Es de admirar que aun después de
todo lo que pasaron ellas siempre recordaban al padre con mucho respeto y
admiración y alababan lo muy trabajador que era.
Fechado
7 de Julio de 2012.
Documento y Fotografías pertemeciente al Archivo Histótico de La Línea de la Concepción
Fotografias antiguas cedidas por Ana Lydia Danino de Armstrong
Fotografias antiguas cedidas por Ana Lydia Danino de Armstrong
Me parece absolutamente impresentable que un monumento como este no cuente con la protección, ni la promoción que sin duda se merece y que una ciudad como La Línea necesita, de pena..........
ResponderEliminarGracias por este precioso reportage. Tantos años admirando la fachada, y no sabia que dentro habia un tesoro tan bonito
ResponderEliminarQue bonita ,he nacido y vivido muy cerca pero nunca la vi por dentro ,siempre pense que por dentro era una casa normal no imaginaba que fuera esta maravilla ,espero que la protejan y que algun dia se pudiera visitar como un museo como visita cultural ,gracias por enseñarnos esta maravilla
ResponderEliminarNunca había tenido la oportunidad de ver esta casa (yo creo que la más famosa de La Línea) por dentro pero es impresionante. ¡Ojalá alguien pudiera hacer algo para que estuviera abierta al público!
ResponderEliminarVivo justo en el edificio de al lado y no sabia que por dentro tambien era tan preciosa. aunque ha sido copiada como fachada de caseta de nuestra feria, creo que es merecedora al menos del escenario de coronacion de ésta y sentirnos orgullosos los linenses de que tambien tenemos monumentos.....felicidades al creador y avosotros por estas fotos,,,,,,Ana
ResponderEliminarNo me imaginaba el interior así, se merece estar abierto al público, enhorabuena por los articulos y las fotos
ResponderEliminarGracias por este articulo tan completo y que me a ayudado a conocer por dentro un referente de mi infancia, la verdad es que se me cae el alma a los pies al ver el estado de deterioro que presenta en la actualidad y no hay que ser arquitecto para saber que la parte izquierda del techo se esta hundiendo y que como tengamos un invierno lluvioso casi con seguridad se arruinara por dentro porque en el estado actual seguro que tiene innumerables goteras,¿¿ porque este pueblo no protege sus legado y sus señas de identidad?-un saludo
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarMuy bien documentado GRACIAS
ResponderEliminarMuchas gracias por el reportaje. Me ha encantado y completado muy curiosidad por lo que para mi es un auténtico patrimonio histórico de la línea. No dejo de pararme a contemplar la fachada de la Casa de los chinitos cada vez que paso por la línea.
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